Una nueva revisión basada en casos clínicos, publicada en Reumatología Clínica (Clinical Rheumatology), destaca la precaria situación en la que se encuentran los pacientes con vasculitis asociada a anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos (VAA) cuando se complican con infecciones fúngicas invasivas (IFIs). La revisión, escrita por Sahana Baliga y colaboradores del P.D. Hinduja National Hospital and Medical Research Centre, subraya la alta mortalidad y las dificultades diagnósticas asociadas con estas afecciones concurrentes.
La VAA, una enfermedad inflamatoria rara que afecta los vasos sanguíneos pequeños y medianos incluye la granulomatosis con poliangitis (GPA), la poliangitis microscópica (PAM), y la granulomatosis eosinofílica con poliangitis (GEPA). El tratamiento primario de la VAA se basa en inmunoterapia supresora prolongada para modular la actividad de la enfermedad y prevenir recaídas. Sin embargo, esta terapia también aumenta la susceptibilidad a infecciones oportunistas, incluyendo IFIs.
El estudio presenta un análisis detallado de cinco casos de pacientes con VAA que desarrollaron IFI, poniendo de manifiesto los desafíos clínicos a los que se enfrentan los proveedores de servicios de salud. Estos casos demostraron que la distinción entre empujes de VAA e IFIs es particularmente difícil debido a que los síntomas se solapan y a que las características radiológicas e histopatológicas son similares. Por ejemplo, en un paciente se sospechó inicialmente un empuje de VAA, pero luego se le diagnosticó una neumonía criptocóccica. La candidemia también se encontró como complicación de las VAA en un 2,3% de los casos estudiados.
Según esta revisión, el pronóstico de los pacientes con VAA que tienen IFIs en generalmente malo. De los cinco casos estudiados, dos pacientes murieron por la infección a pesar de haber recibido tratamiento antifúngico. El patógeno fúngico más común encontrado fue Aspergillus, seguido de Cryptococcus y un caso de infección mixta por Aspergillus y Mucor. La revisión de la literatura incluida en este estudio indica que la prevalencia de IFIs entre los pacientes con VAA varía entre 1% y 9,6%, siendo la aspergilosis pulmonar la infección más frecuentemente observada.
Los autores ponen énfasis en la necesidad de una sospecha clínica alta y de un diagnóstico microbiológico sólido para diferenciar rápidamente entre actividad de la enfermedad e infección. El diagnóstico temprano y preciso es crucial para iniciar un tratamiento apropiado y mejorar la evolución de los pacientes. La tasa de mortalidad basada en los reportes de casos es de 66%. El estudio alerta sobre la necesidad de mayor investigación para el desarrollo de mejores herramientas de diagnóstico y de protocolos de tratamiento para el manejo eficaz de esta doble amenaza.
Este estudio también subraya la importancia de planes individualizados de manejo de los pacientes, considerando tanto el riesgo de infección debido a la inmunosupresión, y la necesidad de controlar la actividad de la enfermedad en la VAA.
Este enfoque combinado es vital para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes con esta afección de difícil manejo.
Por información más detallada, se puede acceder al estudio completo en el número de junio 2024 de Clinical Rheumatology.